Oreste Plath entre nosotros

Revista La Palabra Nș 5, Lima, Perú, julio de 1937

 

Desde hace pocas semanas vive en Lima, Oreste Plath, alto poeta juvenil de Chile.

La trashumancia de su raza marina, la antigua invitación al viaje, cierta errancia instintiva — y muy moderna— lo han hecho dejar su Valparaíso transitado de viento, su largo litoral de acero y tormenta, para venir al Perú en pos del "sueño nuestro de cada día", del horizonte nuevo, del paisaje desconocido aún.

Entre los jóvenes del Perú, Plath no necesita presentación, lo sabemos bien. Se le quiere y se le considera uno de los nuestros desde tiempo atrás, no solo por la pureza de su obra lírica, nueva y siempre honda, ni por su contante crítica buída y feliz. Se le estima también en nuestra patria por la comprensiva y preferencial mirada que siempre tuvo para lo del Perú llegara a sus costas de Chile, en la prosa y en el verso, en la crítica, en el periodismo; para todo lo que procediera de los más jóvenes y de los nuevos.

De esta manera, al sentarse Oreste en nuestra mesa no puede considerarse un extranjero. Que piensa mejor en una visita fraternal que hace a la casa "de enfrente". El sabe que en realidad es así.

Recordemos ahora que este joven poeta fue el fundador y animador de Gong, revista de literatura nueva, de poesía y de crítica; que ha publicado un Poemario en unión de Jacobo Danke y que ha dado últimamente Ancla de espejos, libro de profunda tensión, pleno de la imaginería y de esa ansiosa abundancia lírica que son la nota íntima y bella de la obra de Plath.


© SISIB - Universidad de Chile y Karen P. Müller Turina