Oreste Plath a sus 87 años y temporalmente lisiado sigue escribiendo

Viajero lúcido y feliz

Suplemento Literatura, Diario La Época, viernes 3 de marzo de 1995. p.6

Graciela Ojeda

El estudio y difusión de la cultura popular ha sido una veta en la que ha cavado profundo.Su forma de investigar es muy personal: al llegar a un pueblo toma contacto con la gente y v a al mercado para descubrir qué comen y qué no; luego continúa por los bares "de tercera" y termina con el cura del pueblo para averiguar costumbres y datos que le pueda ofrecer. Con esta técnica ha recorrido infinidad de veces Chile y de ello han resultado numerosas obras, la mayor parte de ellas agotadas. Sus libros más recientes son "Olografías" y "A Giménez se paseaba por el alba".

 

Siempre consideró que su nombre parecía un regimiento en desfile: César Octavio Müller. Así que decidió cambiárselo y escribir bajo un seudónimo que más tarde no lo abandonaría. Desde ahí se ha llamado Oreste Plath, en recuerdo de una cuchillería de su niñez y el mito griego de La Orestíada.

Pensó que con eso solucionaría su problema, pero no lo logró completamente y a propósito de su nombre se sucedieron las anécdotas que cuenta con especial humor:

- Siempre me confunden con Arturo Prat, o tengo que repetir mi nombre más de una vez. Además el que se casa, se enferma y tiene hijos es Octavio Müller y la plata de Oreste la gasta él, que no hace nada - explica riéndose.

Activo como pocos a su edad de 87 años, no se dejó amedrentar por el costalazo que sufrió hace un mes en Concepción y en cuanto pudo salió a caminar de nuevo. Cuando el médico lo supo, este caballero de las letras chilenas se llevó un reto que lo obligó a recluirse en su departamento y dejar sus acostumbradas "andanzas".

Pero él no toma la situación como una desgracia, sino que intenta alegrarla poniéndole nombre a sus muletas (Cecilia Bolocco y Paloma San Basilio) y ofreciéndose, en materia sentimenta, a "licitación"  o "privatización" para las mujeres que asi lo deseen.

El año pasado publicó dos libros: Olografías y Rojas Giménez, reeditó Folclor chileno y está preparando uno nuevo que posiblemente alcance a editar durante el año.

De los tres publicados, el del poeta chileno Alberto Rojas Giménez aporta nuevos datos a lo que hasta ahora se conocía de él:

- Es muy conocido, especialmente por la divulgación que ha hecho Pablo Neruda en su poema Alberto Rojas Giménez viene volando. Yo lo he tomado ahora como Rojas Giménez viene del alba. Lo hago pasearse por el alba, porque para mí era un poeta que cuando venía el alba era otro, era amable y un hombre de gran sensibilidad. Creo que este libro va a sacar a la luz a un poeta que toda la gente lo conoció de nombre, pero no de obra, porque estaba dispersa en Europa, en América, en Chile.

Y aunque el libro de Rojas Giménez habla del alba, él se considera una persona que no la ha vivido tanto como otros. Más bien es mesurado y sabe hasta donde puede y quiere llegar:

- No soy un hombre de amaneceres. Soy un hombre más bien hasta la medianoche. Todo lo he hecho en mi vida hasta el gusto, nada hasta el disgusto. Nadie me haría trasnochar seguido, nadie me haría beber hasta más de lo que me agrada. Todo lo hago hasta el gusto, sin que viva cuidándome severamente. Como de todo, porque en la casa paterna los niños no deliberábamos de comida. Se hacía para comer, por eso vi médico recién a los 70 años, no he sufrido ninguna enfermedad larga - cuenta.

Recuerdos

Se declara sin cansancio, a pesar de haber publicado mucho, viajar hace 35 años cada vez que  puede por Chile y hacer clases. Así ni siquiera desaprovecha opor tunidades para trabajar.

- ¿Le cambió en algo los planes que tenía para este tiempo?

- Yo he sido muy regalado en la vida, no me he quejado mucho de nada, porque no he tenido, pero desgraciadamente tengo que aceptar esta caída. Voy a aprovechar esta invalidez, que va a durar tres meses, para estructurar un trabajo. Tenía mucha información, de 1930 a 1960 que para mi son los años más interesantes en literatura, al menos que yo he vivido. Voy a poner ahí la calle que se fue, por que al irse las construcciones va desapareciendo la cara de esa calle. Ahí pongo la vida literaria. Voy a dar la vida de los escritores, que fue también un poco mi vida y quiero aprisionar esa bohemia, ese pasar, del 30 al 60 de gente de sensibilidad y los acontecimientos en que jugamos un papel—, explica Oreste Plath.

Con este accidente que terminó con una prótesis en la cadera, se dio cuenta de la solidaridad de la gente, la fraternidad, la hermandad. Para él, sus amigos saben lo que es la vida, lo que es vivir en soledad, en el dolor y también alegría y reconoce "yo me quedo más con lo grato que lo ingrato de la vida".

- ¿Qué cosas gratas recuerda de su vida?

- Yo he tenido una vida grata, no he sido un hombre que haya pretendido una meta, como ser hacendado, millonario o viajar por todo el mundo. No he querido tener torturas, no he tenido nunca deudas, no me meto en nada que no pueda estar calzado con mis entradas. Tengo algunas cosas por las que yo mismo me doy por satisfecho, le he quitado ese carácter desagradable a la jubilación, yo vivo de mis rentas: con lo que deposité mucho tiempo y las entradas que me dan mis libros.

- ¿Eso lo ha llevado a trabajar tan constantemente?

- Tanto y sin cansancio también. Los viajes me generan vida, yo gozo intensamente, cuando viajo tengo cara de felicidad. Los viajes me enseñan mucho, yo creo que no se deja de aprender. Le debo mucho al pueblo, estoy con tentísimo de haber alternado siempre con él. Me da mucha pena que no se le tienda más la mano. Muchos escritores estudiaron con beca. Si artísticamente como socialmente se le diera más la mano al pueblo, éste sería más valioso. Es un medio determinativo, es un medio de lucha, un país de inmensa costa, inmensa cordillera, con un desierto frío y caliente. La geografía del país exije al hombre.

El pueblo

Se declara un estudioso de la cultura popular que necesita siempre estar en contacto con la gente y las nuevas cosas que van apare ciendo. Ejemplifica:

- Hace cuatro o cinco años no existía el cartonero y tiene distintas etapas en su trabajo, primero recolectar los cartones, esperar a las 5 de la mañana que venga el camión para vendérselos.

Y continúa:

- Lo mismo con los "sapos" que hacen señas a los conductores de micros. Son maneras de sobre vivir y situaciones que yo estudio - , dice gesticulando sonrien te.

Su forma de investigar es muy personal: al llegar a un pueblo toma contacto con la gente y como un antropólogo cultural va al mercado para descubrir qué comen y qué no. Luego continúa por los bares "de tercera" y termina con el cura del pueblo para averiguar costumbres y datos que le pueda ofrecer.

Con esta técnica ha recorrido infinidad de veces Chile y de ello han resultado obras de cultura popular como Aproximación histórica folklórica de los juegos de Chile, Alimentación y lenguaje popular chileno, Folklore del carbón, L'animita.

- ¿Por qué le gustó estudiar al pueblo?

Por eso, porque hay muchos valores que la gente no conoce. Muy poca gente sabe que las segundas alturas del mundo después del Himalayas están en Chile. Que no hay un país que tenga un canto realizado por su propio enemigo como La Araucana de Ercilla.

- ¿Hubo algo que lo decidiera a estudiarlo?

- Muchas razones. Empecé a ver una cultura popular que la encontré muy rica, entonces quise especializarme y empecé con métodos, con estudio, investigación. Me saqué becas para estudiar en Bolivia, Brasil y he viajado mucho. Chile lo conozco mucho, no sé si entero. Después empecé con la docencia, fui profesor de Conocimiento de Chile y creé un viaje en que íbamos al norte o al sur con los estudiantes extranjeros. Y sigo viajando, aún en cama viajo, porque me llaman de distintas partes.

Todo ese conocimiento de la gente y del pueblo chileno lo ha hecho vivir siempre acompañado de los recuerdos y las anécdotas populares, por lo que siempre tiene una manera especial de ver las cosas:

- En Chile, el convivir con el vino es saludable, ayuda a la con vivencia, hay sociabilidad, liber tad, democracia, porque se con versa todo. Por ejemplo dicen "conversemos este botellón, beba mos antes que tiemble". Estamos en el minuto antes que tiemble. Los países que toman vino son democráticos, les gusta la liber tad—, afirma.

Y continúa con sus historias:

- Con la enfermedad, el médico me dijo que podía tomar vino y cuando le conté a un amigo, me comentó que "ese doctor tiene que ser una eminencia". Pero hay que tener una cultura del vino, no llegar a los temblores etílicos -  dice riéndose.

Así son sus anécdotas y toda esa vida con la que espera llegar al dos mil y seguir escribiendo para dejar constancia de sus años y los del pueblo. Mantener el contacto con la gente que le ha dado la experiencia y viajar por cada uno de los caminos de Chile, descubriendo sus secretos.


© SISIB - Universidad de Chile y Karen P. Müller Turina