Columna "Buenas Tardes"

Poesía Indígena

por Oreste Plath

Diario "La Estrella" de Valparaíso, Chile, viernes, 7 de marzo de 1986, p. 4

Las civilizaciones americanas databan, a la fecha de la Conquista Española, de muy antiguos tiempos y en tal forma que sus orígenes se hallan obscurecidos por la espesa tiniebla de un pasado remotísimo. Es necesario ir a la búsqueda de las primitivas formas poéticas que es el nacimiento de la literatura chilena.

La poesía étnica, etnográfica, interesa a los poetas por ser un problema artístico de importancia.

La poesía mapuche, la poesía veliche, la poesía atacameña, no se refractran en la producción nacional.

No se debe perder de vista el hecho francamente trascendental de que tanto el idioma, el mito, la poesía indígena son valores culturales.

Hay mucha desidia o pérdida de valores culturales del patrimonio nacional. ¿Quién será el responsable de esto?

La poesía de los pueblos naturales es cantable.

El mapuche celebró sus triunfos y cantó a sus jefes, los Toquis.

El Gempis, poeta o dueño del decir o de la inspiración, entre los aborígenes, ha dejado a la tradición sus Ghül o cantos.

El minucioso padre Diego Rosales, autor de preciadas crónicas de la Conquista, refiere que a continuación de una victoria alcanzada por ellos "cantaban un romance tristisímo y mucho más el tono, que solamente al oírlo causaba melancolía y desmayo a los compatriotas".

Decía éste:

"Como ya el león presa en sus carnes, y el halcón o neblí cogió aquel pajarillo, que se animen los leones a despedazar a los corderos, y los neblis vuelen con ligereza tras los pajarillos y despedacen sus carnes".

Cuando cogían prisioneros, comenzaban a cantar victoria con lo que sigue:

"Pretendiste como ave de rapiña coger el vaharí volador, y quedaste cogido y despedazado; intentaste vanamente en hacer presa en el León valiente, y como a tímido le despedazó; pensaste hacer presa en el rayo abrasador, y convirtióte en ceniza".

La poesía mapuche está hoy en las canciones de Machi, trabajo, juegos y en las para adormilar a la criatura.


© SISIB - Universidad de Chile y Karen P. Müller Turina