Columna "Buenas Tardes"

Gilles de Rais y un cuento infantil

por Oreste Plath

Diario "La Estrella" de Valparaíso, Chile, viernes 2 febrero 1990, p. 4

 

El barón Gilles de Rais siendo todavía muy joven heredó grandes posesiones. Vivió en Bretaña en el mayor esplendor, prodigando su fortuna en festejos públicos y diversiones para la gente de las cercanías.; hasta que finalmente, cuando sus fondos estaban agotados, llamó en su ayuda a los alquimistas y hechiceros más famosos, y en su castillo se llevaban a cabo ritos misteriosos con el propósito de reponer su fortuna por medio de la magia.

Mientras tanto, en los alrededores del castillo estaban ocurriendo desapariciones misteriosas de niños que no volvían a sus hogares. Pero hubo algo que la gente no dejó pasar inadvertido: siempre que tenía lugar una de estas desapariciones misteriosas, más o menos a la misma hora habían pasado por allí cerca los hombres de a caballo del barón de Rais: y se engendraron las sospechas del corpulento de barba azulada. Se arrestó al barón y horriblemente mutilados, se hallaron los cuerpos de algunos de los niños desaparecidos.

Gilles de Rais y sus hechiceros se habían entregado a orgías de sangre.

Este guerrero, nigromante y asesino, fue llevado a la horca y la hoguera.

Cuando su cuerpo cayó en el fuego, los que estaban sedientos de venganza, sufrieron un cambio repentino, se dulcificaron. Algunas mujeres se precipitaron a rescatar el cuerpo de las llamas y lo enterraron cristianamente y de su sepultura, con el tiempo, empezó a correr la leyenda que poseía la virtud de hacer milagros.¡ Y las mujeres acudían a rezar a ella para tener leche abundante con que criar bien a sus hijos!.

La historia de Gilles de Rais pasó de una generación a otra y poco a poco se acabó por confundirla con la de otro monstruo de Bretaña, llamado Camarre el Maldito, que vivió en el siglo seis: pero la barba azulada de Gilles de Rais quedó impresa en la memoria de la gente y la leyenda más o menos corrompida, vino a parar en el cuento de Barba Azul que escribió el francés Charles Perrault, autor asimismo de la Cenicienta y la Bella durmiente del Bosque. ¡Que irónico fue el destino con el poderoso y terrible barón de Rais: el lugar de su ejecución se convirtió en urna milagrosa, para las madres, y la historia de su vida en cuento para entretener a los niños!.


© SISIB - Universidad de Chile y Karen P. Müller Turina