Columna "Buenas Tardes"

Paliques literarios

por Oreste Plath

Diario "La Estrella" de Valparaíso, Chile, viernes, 6 septiembre 1991, p. 4

 

El libro "Los gemidos", de Pablo de Rokha, fue elogiado en una breve nota, por Pablo Neruda, aparece en la revista "Claridad".

"Los gemidos" agitó el ambiente literario de la época, que llevó a Hernán Díaz Arrieta (Alone) al extremo de pedir el manicomio para su autor.

En una ocasión se le preguntó a Alone qué impresión le hacían los ataques a sus juicios, a su persona y respondió: "Les encuentro toda la razón. Porque una opinión dicha en privado

carece de importancia; pero la letra de molde le agrega un poder terrible, desproporcionado e injusto".

A la aparición de "Crepusculario" de Pablo Neruda llovieron laudatorias. Pedro Prado vaticinó la futura grandeza de su autor y todos los poetas jóvenes se lanzaron tras el estilo de quien antes de cumplir los veinte años, ya era llamado "maestro" y "joven dios".

Pablo Garrido, músico y escritor, destacaba siempre que era un auténtico Pablo, porque ni Neruda ni De Rokha tenían por nombre Pablo.

En una época hubo cuatro verdaderos Alberto en el ambiente literario: Alberto Cumplido, Alberto Ried, Alberto Valdivia el "Cadáver" Valdivia y Alberto Rojas Jiménez, el poeta del cual, a su muerte, Neruda escribió el poema "Alberto Rojas Jiménez viene volando". Armando Moock, autor y actor teatral después de una brillante actuación en Chile, se radicó en Buenos Aires y se lamentaba: "Mientras en Buenos Aires, en el medio de mis actividades, afectuosamente todos me llaman "El Chileno", "allí donde nací me dicen "El Argentino".

Jacobo Danke, el poeta porteño, escribió parte de un libro en un bar de Santiago. Lo curioso era que apenas el escritor entraba al negocio, el perro regalón del dueño se ponía a gemir como lastimado hasta que lloraba, pareciendo que exhalaba el último suspiro. De aquí el nombre de este libro de cuentos "La taberna del perro que llora".

A propósito de bautizos de libros, contaba D’Halmar que un día un joven escritor, Baldomero Lillo, le presentó unos originales y después de leer, verdaderos cuadros mineros, le dio el título de "Sub Terra"; al tiempo, el mismo autor le llevó otra obra por publicar. Y él, sin hojear las páginas, le dijo: "Este tiene que llamarse "Sub Sole".

El poeta Jacobo Danke se casó tres veces y cuando se le pregunta si iba a seguir contrayendo matrimonios, respondía: "Hay un escritor, Fernando Santiván, que contrajó nupcias con una hermana de Augusto D’Halmar; a este matrimonio sucedió un segundo, después un tercero y, por fin, un cuarto."


© SISIB - Universidad de Chile y Karen P. Müller Turina