Columna "Buenas Tardes"

Ño Bernardino Guajardo, Pedro Balmaceda y Rubén Darío

por Oreste Plath

Diario "La Estrella" de Valparaíso, Chile, viernes, 18 octubre 1991, p. 4

 

Ño Bernardino Guajardo, poeta popular, tenía un ojo malo y el otro regular, andaba con sus hojas impresas bajo el brazo y las voceaba de vez en cuando.

Según el historiador don Roberto Hernández, en su obra "El roto chileno"(1929), "es digno de compararse con el poeta popular de los gauchos, José Hernández.

Ño Bernardino, entregaba en cuadernillos su producción que titulaba "Poesía Popular" (1881).

El joven y brillante Pedro Balmaceda Toro (1868-1889), hijo menor del Presidente, que era una sensibilidad: tocaba el piano, magnífico lector, escribía teatro, cuentos, ensayos, impresionado con este poeta de poncho hizo una semblanza que publicó en "Estudios y Ensayos Literarios", 1889, de la que se entrega un fragmento: "Era pequeño´vestía traje de campo, manta y sombrero de anchas alas. Sus versos, a veces, producían también el sonido característico de las espuelas.

Nada le faltaba para ser un original. Hacía versos, eso si que provenía del pueblo, y las grandes personalidades de la multitud sólo son aplaudidas en los mercados, en las estaciones, en las fiestas de Nochebuena, y nada más. Bernardino Guajardo imponía su talento y lo vendía muy barato. Todo en él era característico. Una mala imprenta daba a luz sus canciones. El anuncio de la nueva poesía de Guajardo circulaba por la mañana en la plaza de abastos, a la hora de las cocineras, y a la tarde se podía observar a un grupo de hombres, acurrucados en un rincón cualquiera de la calle o de un edificio en construcción, con el cigarro prendido y leyendo pausadamente, como para saborear hasta la menor idea, el sentimiento más insignificante de su pequeño Homero".

Este trabajo, leído por Rubén Darío, despertó su curiosidad hacia Pedro Balmaceda Toro, que usaba los seudónimos de A. Gilbert y Jean de Lucan.

La amistad le fue favorable al poeta nicaragüense, Pedro Balmaceda Toro, lo introdujo en las tertulias literarias y compartió la mesa de la familia presidencial.

Al Presidente al cual honraba, le dedicó el "Canto Epico a las Glorias de Chile", premiado en el certamen Varela, con las siguientes palabras "Al Excmo. señor, don José Manuel Balmaceda. Señor: Si algo puede valer este canto a las glorias heroicas de Chile, mi segunda patria, acéptelo usted como un homenaje al hombre ilustre, y como un recuerdo al padre de uno de mis mejores amigos.

 


© SISIB - Universidad de Chile y Karen P. Müller Turina