Columna "Buenas Tardes"

Detalles de algunos escritores

por Oreste Plath

Diario "La Estrella" de Valparaíso, Chile, viernes, 14 agosto 1992, p. 49

 

Luis Durand, don Lucho, llamado cariñosamente el gordo, maestro del cuento criollo y novelista destacado con Frontera, andaba siempre con su robusto bastón para equilibrar su peso y acompañar un poco su ceguera.

Carlos Prendez Saldías, periodista y poeta de tono romántico, caracterizado por sus triunfos femeninos, por sus anteojos, sostenidos con una cinta negra y su gran sombrero; en el invierno se cubría con una elegante capa española, que lucía muy bien dada su altura.

José Santos González Vera, el autor de Alhue —que no pensaba ser lo que narra corresponde a San Francisco de Mostazal— ofreciendo siempre pastillas que sacaba de un bolsillo de su vestón y las presentaba en la palma de la mano. Escritor de fino humor, cada vez que reeditaba alguna de sus obras, colocaba: "edición corregida y disminuida".

Genaro Prieto, abogado, había recibido su título tras aprobar una curiosa memoria sobre Hipnotismo ante el derecho. Nunca ejerció, pero sí el oficio de corredor de bolsa. Como escritor, durante años escribió artículos con intención política, que firmaba modestamente con la letra P. Hizo versos, caricaturas y libros humorísticos que fueron traducidos a los más extraños idiomas.

Lautaro García, escritor, cantante de ópera, bajo profundo, dramaturgo, poeta, pintor. Escribía artículos literarios y fue responsable del suplemento dominical por varios años de El Diario Ilustrado. Sus libros son de gran calidad y belleza. Su condición humana era extraordinaria.

Manuel Vega Santander, periodista, bibliófilo, ensayista, crítico literario. Era un hombre solitario, vivía en el Hotel Carrera, su habitación estaba rodeada de estantes de libros. Redactor de El Diario Ilustrado, miembro de número de la Academia Chilena de la Lengua. Hizo viajes a España, Estados Unidos, Colombia y otros países. Escribía con gran asiduidad, generalmente sobre temas literarios. Era conocedor de la literatura francesa de la época.

Natanael Yáñez Silva, dramaturgo, cuentista, novelista. Fue por muchos años crítico teatral y de bellas artes. Se le encontraba, ya jubilado, muy pulcro, elegante, con un bigote untado de cabo para mantenerlo enhiesto. Se le veía siempre en los estrenos teatrales, conversando muy fuerte, por su sordera, sin dejar de recordar sus años en París, que habían sido los comienzos del siglo.

 


© SISIB - Universidad de Chile y Karen P. Müller Turina